Mis Pensamientos

Esta es una página en la que pretendo mezclar mi realidad más real y mi realidad más fantasiosa. Difícil mezcla pero no imposible; ya lo iré viendo por mí misma.

sábado, 3 de diciembre de 2011

DÍA DE LA DISCAPACIDAD

Hoy es nuestro día queridos discapacitados, somos un gran ejército casi invisible, muy utilizado por conveniencia cuando conviene pero, en muchas ocasiones denostado; así es por muy fuerte que suene.
En general muy fuerte de espíritu, aguantando "el tipo" con sonrisas que no son siempre de dicha sino de contar hasta diez, aunque, también en general, solemos encontrar felicidad como todo el mundo, a momentitos.
Una debilidad: mostrarnos más fuertes de lo que nos sentimos a veces; esto le pasa a casi todo el mundo pero a nosotros más porque nos llegamos a hacer cristales blindados.
Poca gente sabe de sus discapacidades, la mayoria no se ven o se esconden, por eso el mundo, la gente que ocupa la Tierra tampoco sabe que está dirigido por un soldado de este ejército.
   

viernes, 2 de diciembre de 2011

APRENDER A SER FELICES

     Me parece que la primera cosa que tendríamos que enseñar a todo hombre que llega a la adolescencia es que los humanos no nacemos ni felices ni infelices, sino que aprendemos a ser una cosa u otra y que, en una gran parte, depende de nuestra elección el que nos llegue la felicidad o la desgracia. Que no es cierto, como muchos piensan, que la dicha puede encontrarse como se encuentra por la calle una moneda o que pueda tocar como una lotería, sino que es algo que se construye, ladrillo a ladrillo, como una casa.
     Habría también que enseñarles que la felicidad nunca es completa en este mundo, pero que, aun así, hay raciones más que suficientes de alegría para llenar una vida de jugo y de entusiasmo y que una de las claves está precisamente en no renunciar o ignorar los trozos de felicidad que poseemos por pasarse la vida soñando o esperando la felicidad entera.
     Sería también necesario decirles que no hay "recetas" para la felicidad, porque, en primer lugar, no hay una sola, sino muchas felicidades y que cada hombre debe construir la suya, que debe ser muy diferente de la de sus vecinos. Y porque, en segundo lugar, una de las claves para ser felices está en descubrir "que" clase de felicidad es la mía propia.
     Añadir, después, que, aunque no haya recetas infalibles, sí hay una serie de caminos por los que, con certeza, se puede caminar hacia ella. A mí se me ocurren, así de repente, unas cuantas:
     -Valorar y reforzar las fuerzas positivas de nuestra alma. Descubrir y disfrutar de todo lo bueno que tenemos. No tener  que esperar a encontrarnos con un ciego para enterarnos de lo hermosos e importantes que son nuestros ojos. No necesitar conocer a un sordo para descubrir la maravilla de oír. Sacar jugo al gozo de que  nuestras manos se muevan sin que sea preciso para este descubrimiento ver las manos muertas de un paralítico.
    -Asumir después serenamente las partes negativas o deficitarias de nuestra existencia. No encerrarnos masoquísticamente en nuestros dolores. No magnificar las pequeñas cosas que nos faltan. No sufrir por temores o sueños de posibles desgracias que posiblemente nunca nos llegarán.
    -Vivir abiertos hacia el prójimo. Pensar que es preferible que nos engañen cuatro o cinco veces en la vida que pasarnos la vida desconfiando de los demás.Tratas de comprenderles y de aceptables tal y como son, distintos a nosotros. Pero buscar también en todos más lo que nos une que lo que nos separa, más aquello en lo que coincidimos que en lo que discrepamos. Ceder siempre que no se trate de valores esenciales. No confundir los valores esenciales con nuestro egoísmo.
    -Tener un gran ideal, algo que centre nuestra existencia y hacia lo que dirigir lo mejor de nuestras energías. Caminar hacia él incesantemente, aunque sea con algunos retrocesos. Aceptar la lenta maduración de todas las cosas, comenzando por nuestra propia alma. Aspirar siempre a más, pero no a demasiado más. Dar cada día un paso. No confiar en los golpes de la fortuna.
    -Creer descaradamente en el bien. Tener confianza en que a la larga-y a veces muy a la larga-terminará siempre por imponerse. No angustiarse si otros  avanzan aparentemente más deprisa por caminos torcidos. Creer en la también lenta eficacia del amor. Saber esperar.
     -En el amor,preocuparse más por amar que por ser amado. Tener el alma siempre joven y, por tanto, siempre abierta a nuevas experiencias. Estar siempre dispuestos a revisar nuestras propias ideas, pero no cambiar fácilmente de ellas. Decidir no morirse mientras estemos vivos.
     -Elegir, si se puede, un trabajo que nos guste. Y, si esto es imposible, tratar de amar el trabajo que tenemos, encontrando en él sus aspectos positivos.
     -Revisar constantemente nuestra escala de valores. Cuidar de que el dinero no se apodere de nuestro corazón, pues es un ídolo difícil de arrancar de él cuando nos ha hecho sus esclavos. Descubrir que la amistad, la belleza de la naturaleza, los placeres artísticos y muchos otros valores son infinitamente más rentables que lo crematístico.
     -Descubrir que Dios es alegre, que una religiosidad que atenaza o estrecha el alma no puede ser la verdadera, porque Dios o es el Dios de la vida o es un ídolo.
    -Procurar sonreir con ganas o sin ellas. Estar seguros de que el hombre es capaz de superar muchos dolores, mucho más de lo que el hombre sospecha.


   La lista podría ser más larga. Pero creo que, tal vez,esas pocas lecciones podrían servir para iniciar el estudio de la asignatura más importante de nuestra carrera de hombres: la instrucción de la felicidad.


                                                                 J.L. Martín Descalzo.

   Esta carta escrita, doblada y sin sobre me la encontré en un banco del parque un día de viento. Como tuve la suerte de que no saliera volando, perdiéndose de mi vista, aquí la traigo porque es verdadera.