AÑORANZAS
Añorar es el camino hacia atrás, el sendero ya andado, es el verbo de los lugares gris-oscuro de nuestro cerebro, es recuperar
cadáveres imaginados o verdaderamente amados y perdidos.
En cualquier caso es el retroceso absurdo de la infelicidad, de aquel que llegó lejos en el camino de la vida y no vivió, no pudo lograrlo y no se conformó.
La vida no está concebida para desenterrar, que sencillo es ir enterrando, tapando agujeros y plantando una raiz en cada uno de ellos: la de la continuación, la de la experiencia positiva, la del amor a los otros y la fé que es la que crecerá tan lentamente que quizá nunca salga de la tierra aunque siempre vivirá latente.
Yo ya borré la añoranza de mí consciente, ya me liberé al menos de este sentimiento atroz, afortunadamente solo soy capaz de ver un milímetro delante de mí, de esta manera es mejor.