PORQUE YO LA ESPERABA

Su teléfono me llegó porque era el momento y estaba previsto, me recuerda el maná que cae del cielo sin haberlo pedido ni esperado y a lo mejor sin tener la fé suficiente como para merecérmelo, sin embargo y al parecer me lo merecía o me tocaba así y ahora.

Le llamé, apareció en mi puerta y supe que era ella que venía a darme lo que necesitaba, alivio a mis dolores físicos creía yo, pero esto era la excusa para abrirme un camino que yo busco.

Por la serie de escasos minutos de conversación creo que he de seguir las directrices que ha esbozado porque la escucho, sé de que habla, porque me escucha, entiende lo que digo, porque no solo siento sus manos aliviando mi espalda, ni sus agujas abriéndome canales sino porque además, abraza los árboles como yo.