AMANECERES

Amanece cada día y amanezco yo; cada vez es un despertar de la naturaleza dormida desde la tierra al cielo y más arriba y más abajo.

Y las labores inmensas de todo lo vivo comienzan, se ponen en marcha llenos de energía, todo se mueve, todo respira agitadamente pero, nada parece tener la ansiedad con la que los hombres funcionan.

Las plantas, los árboles lo hacen en un silencio admirable, serenamente,

como sería lo ideal.

Los animales que son libres corren algunos peligros como los de todos los vivos pero, tampoco se les oye a no ser que agudices el oido; los domésticos o semidomésticos, o son muy amados o sufren el despotismo del humano y en muchas ocasiones se les escucha gruñir pero no entendemos su quejido.

Los hombres mientras tanto se afanan por mucho más que la supervivencia, por muchísimo más y a veces sin sentido, sin necesidad.

Algunos o muchos, no sé, amanecen con miedo.

Yo amanezco con miedo porque no veo la belleza del amanecer, del cambio lento de la oscuridad a la luz, porque no veo el cielo desde mi cama ni en ella y no puedo inundarme de alegría, ni dar gracias porque es un nuevo día, una nueva oportunidad de crear, de ser útil, de comunicarme armoniosamente, de ver belleza en lugar de seres apenados, de estar contenta y lo que es peor, saber que estoy viva y no poder vivir "Mi vida".