ORARÁ POR MAMAMINA
Y aquí estaba él dando vueltas alrededor de su maleta y su maletín, los cuales había logrado rellenar con un par de cosas suficientes para marchar.
Y aquí estaba yo observando sus movimientos y el desorden de una casa loca llena de ropa que, tal como se sacó de los armarios se volvió a meter en su sitio en cinco minutos como si hubiera pasado un batallón de limpieza.
Y llegaron las siete de la mañana y un taxi, me rodeó con una profunda mirada y me dió unos besitos rápidos que volvió a repetir, un estate tranquila, no pienses en misiles y en ébola que eres muy fantasiosa, estate tranquila, come fruta y haz tus ejercicios todos los días y a todas las horas que puedas.
Y me quedé sola y me sentí sola y recordé como sus ojos lloraban y como su boca sonreía e intenté ocupar toda la cama e intenté dormir pero imaginaba su imagen ya en el aeropuerto embarcando el equipaje y poniéndose a esperar y pensé que me iba a llamar y llamó, solo dijo: me desquicia dejarte sola y me angustia si no me voy, le contesté: ve sereno, yo me valgo y tú aprovecha, haz lo que debes hacer y medita con tiempo y serenidad.
Y te llamo en cuanto llegue, hasta muy pronto.
Y llegó sin novedad.
Estoy en paz y segura de que todo es para bien.
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