Y FUE MI AMIGO

   A mis 17, Universidad, que novedad; al día siguiente tenia dos chicos que querían acompañarme; el uno hijo de un conde, que extraño para mí que era chica de colegio de barrio, romántico, guapo, simpático, con sorpresas diarias, que si una flor, que si un poema, que si un refresco con una sola pajita.
   Sencillamente me deslumbró pero también me abrumó y a la semana me llevó a comer a su casa, el mayordomo nos recibió, una doncella me quitó el abrigo, llegábamos tarde y de cabeza al comedor; familia numerosa, madre remilgada, fea y seca y la mesa puesta, un millón de tenedores a la izquierda y un millón de tenedores a la derecha, que espanto, me dijo que no sabía comer.
   Yo deseché al hijo pero no exterminé a la madre ya que tiene que haber de todo bajo el sol.
   El otro no tenía nada que ver con la nobleza pero rápido se encargó de enumerar las propiedades familiares ya que su abuelo había emigrado a Cuba y volvió a comprar el medio pueblo que quedaba y a casarse con la hija del dueño de la otra mitad del pueblo.
   Siempre se andaba encontrando conmigo y eso que había empezado antes que yo, me perseguía y yo le rehuía hasta que un día le miré a los ojos fíjamente, esos ojos grandes, azules en los que vi esperanza y le di la oportunidad, esa terrible oportunidad que llegó a causarme la primera muerte de mi vida unos años después
   En esos años le di mi alma entera y la aceptó; hoy mismo he sabido que todo eso era para él algo natural porque sintió que yo era de su propiedad y yo no sabía nada de hombres, tampoco me dió su cuerpo porque en su sexualidad no entraban las mujeres. Le sucedieron muchas cosas, la mayoría malas y ahí estaba yo siempre.
   Hoy llamé para felicitarle su cumpleaños, solo se refugia desde hace mucho tiempo en el trabajo, montando negocios y amasando dinero para los hijos que no tiene y para un hermano y su mujer y sin hijos , dueños ahora del pueblo entero.
   Me comentó que había pensado dejar el mayor de sus negocios a los tres trabajadores que tiene porque les adora ya que llevan años trabajando para él y esto es lo más importante. Quedé tan dañada que me atreví a recordarle con una rabia incontenible que como se atrevía a decirme esto cuando sabe que necesito un piso para automanejarme, que no tengo suficiente aunque venda este mío, que fuí más que su madre, más que su hermano y su cuñada e igual que el cirujano que le salvó la vida en el quirófano, yo durante el año que le costó recuperarse pasaba el día entero teniéndome de mi mano, pidiendome que no me fuera porque si le soltaba temía morir y ahí estuve.
   Su respuesta fué: eso es pasado y apenas recuerdo aquello, luego tu has hecho tu vida y te casaste y yo me quedé con mi trabajo y mis empleados.
   Que Dios le bendiga a pesar de todo y todo esto será por algo y siempre algo bueno.