SUEÑO DE BESO
Y se encontraron, y casi antes de mirarse, los labios se acercaron.
Sintieron pudor de unir primero sus otros sentidos; el acercar sus caras predominó.
Los brazos apenas se movieron y con los puños cerrados se mantenían rígidos.
Los dos de pié, sin apenas rozarse notaban sus formas, las intuian, las olvidaban; para luego, si sus bocas crecían en el placer, volver a ellas para moldearlas.
La gente les miraba; la mayoría sonreían por la dulzura que emanaba de ellos.
Ambos cerraron sus ojos desde el principio para no distraer el primer encuentro con nimiedades.
Nadie supo si ese beso era el primero de una infinidad de besos o si sería el único y último ; lo que era evidente es que era el primero.
No puedo opinar, no lo vi; me lo contaron, yo no estaba allí.
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